sábado, 6 de noviembre de 2010

Hacer la casa,
raspar la cacerola,
coger de parado,
y vivir si es posible.
Melina
15-10-10

martes, 2 de noviembre de 2010

De chiquita pensaba que…

De chiquita pensaba que…

Todos los domingos se comía asado,
que mi papá era superman,
que todas las abuelas iban a misa,
que las maestras eran personas que sabían mucho,
que las maestras y las abuelas eran como una segunda mamá
que todas las maestras y las abuelas irían al cielo…

Que los ojos de mi abuelo eran el mar más profundo.
Que los viejitos eran buenos…

Que todos los nenes tendrían que tener navidades y días de reyes.
Que los camellos se comían el pasto que papá desparramaba a la madrugada del 6 de enero.

Que el árbol de paltas del patio de la casa de mi abuela era más alto que el de las habichuelas mágicas,
que el jardín de la casa de los abuelos era el más grande del mundo,
que en el fondo de la casa de mis abuelos se tejían historias maravillosas mientras se jugaba a la taba,
que la casa de mis abuelos era una sucursal de Corrientes…

Que en casa nunca tendríamos una biblioteca.
Que las casas de material eran las de los ricos,
ergo, Don Boca* y mis abuelos eran ricos…
Mi abuelo se murió de un ataque de asma días antes de la navidad del 90 el día mismo en que se confirmó su jubilación en los tiempos en los que la gente podía tardar una vida en tramitarla, y por ende morirse antes de cobrarla.

Que los patrones de la abuela eran “buenos” porque le regalaban “para que les lleve a las nietas”, a bordo del San Martín, de Villa del Parque a San Miguel y después en el 740 de LA PINTA, desde San Miguel Centro hasta el barrio, “bolsadas de ropa” usada de las nenas que se iba acumulando de los regalos de cumpleaños no deseados de tíos copetudos pero con poco estilo…
“que algún día con ahorro y empeño tendría plata porque uno es buena gente”,
“así fue como el trompa hizo “todo lo que hoy tiene”,
que juntando monedas en una lata de leche nido me haría rica…

Que se le tiraba queso encima a las pastas para que no “estén tutas”.
Que odolito podía comerse…

Los ojos de mi abuelo siguen siendo el mar más profundo:
la sociedad de fomento de Barrio La Estrella,
los hoy memorables cascotes de vialidad nacional para que no se empantanen los autos en la cuadra, que quedaron en la historia cuando Joaquín de la Torre inauguró el asfalto de la calle SANTA MARÍA en el aniversario 60 de “las barriadas conformadas por gente de las provincias”**, hace un mes,
los alfajores “La escuelita” envueltos en paquetes de a doce en papel de diarios… siguen siendo un poco ese mar suyo.
Mi papá sigue siendo Superman, cuando llega a fin de mes contando monedas,
cuando hace arrancar al falcón,
cuando hace “20 autos por noche” un domingo en el taller para cobrar horas extras al 100,
cuando encima de todo le quedan ganas de plantar en el fondo de casa alguna semilla que después se va a volver tomate, zapallo o rosal.
Mi abuela nació un 17 de octubre de 1942…(ya más o menos todos sabemos cuál es el derrotero de esa gente)
…y la terminamos de perder para la causa cuando eva le regaló la primera y única muñeca de su infancia y de su vida: una "negrita" de pelo enrulado, en el medio del campo, “en el medio del monte, en el medio de la nada”, allá por sus ocho años.

*le llamaban Don Boca a Don José, porque era hincha de Boca, su hijo, por ende, era boquita.
**eufemismo del párroco

Melina Sánchez 02/11/10