lunes, 31 de enero de 2011

Prostibulario gim

Banda sonora de Flash dance de fondo y el aire prostibulario del gimnasio se reactiva con cada movimiento glúteo o pélbico que ensayen, mal o bien, féminas y machos. Hay de todo, pero la pregunta por la chance del primer puesto se la hacen todos por igual también. Qué escote será el más generoso, qué brazos los más fuertes. Los abdominales lloran, pero los adeptos se hacen el lugarcito para el sufrimiento “en busca del cuerpo que todos queremos” a como de lugar en el caluroso mes de enero.
Sudar la gota gorda no quiere decir adelgazar, pero así parece para las mayores de cuarenta y para los gorditos cincuentones que se comieron el asado con achuras el domingo y hoy lunes “tienen que poner toda la carne al asador” para ver si pueden mantener la aguja de la balanza quieta, o si es que en una de esas sucede el milagro y se para unos gramos más abajo que la última vez. Las arrugas no se adelgazan, pero las ilusiones no se matan. Si la cuota bajara como la ración lechuguera de los lunes a la noche de las amantes telenovelezcas de la franja horaria de 21 a 22 que hacen zapping entre el 13 y el 11 porque no pueden ni irse en carpa a mardel…También es cierto que me he encontrado en los vestuarios con la madre de algún amigo y su edad no tenía nada que envidiarle a mi físico. Carnet vitalicio para seguir mirando eternamente la eterna programación de MTV de The gods gym.
Bruce Springteen me convoca…y me provoca estar tan lejos del Cruce Castelar¡Cuánto quisiera tener de compañerito de gimnasio a uno de esos afroamericanos ojos azules simil negrito de División Miami¡ En vez de eso el cabeza de Mariló la boquea mal cuando hago peso muerto…y deja de sonar Bruce, en mis oídos y en mi estado mental. Si los ochenta no hubieran alimentado tanto mi niñez televisiva de los noventa no me daría tanta vergüenza ponerme la calza para hacer giros de cintura.
Ir acompañado o buscar compañía, allí o en cualquier otra parte, pero con el gimnasio de por medio: “estoy yendo al gimnasio”, “sí, yo también voy al gimnasio”, se le dice a la chica o al chico en cuestión, en un boliche o en un seminario sobre principios básicos de marxismo, no importa, el tema es el gimnasio, el gimnasio levanta, o es el calor que no nos deja pensar? Qué va a levantar el gimnasio¡ Habrá que aflojar con los postres. “Hace cuánto que vas”, “adelgacé cuatro kilos”. Mate de por medio, con bizcochitos con grasa y la vecina ponzoñosa que retruca siempre con el mismo bocadillo: “no se nota”. También puede ser alguna yegua o algún forro que nos venga a interrumpir la cuestión con el chamuyo encaminado para llevar agua para sus costales.
Algo hay que con los días, duele el culo, pero no claudicamos en las ganas de volver al gim, buscando qué, no sé. Se nos viene también la fantasía del traste duro y nos ponemos frente al espejo después de los glúteos con apoyo…de todas formas no hay modo de no mirarse al espejo en esa carcel, y no sabemos porqué pero nos parece que nos vemos más anchas frente a este que a cualquier otro afuera…tendrán aumento? La balanza tampoco me genera confianza, por eso cada que salgo (todos los días a la misma hora) me cruzo a la farmacia de enfrente, que “tiene una balanza de las viejas”.
La depilación con máquina no ayuda, ni las calzas grises del once. Quizás el mes que viene pueda alistar un equipo distinto para todos los días, por el momento, la vista descansa - se cansa en la neutralidad del aburrido color. Entre mi grisácea indumentaria y los rojos peligro de aquella chica tetona, no elijo ninguno. Supongo que seremos, en el fondo, más parecidas de lo que pienso, yo he visto que le pesan sus tetas … por ahí tanto como a mí me pesa mi acritud.
Aunque sea el gimnasio del barrio fiel testigo de nuestras elongaciones-oraciones cotidianas, tenemos siempre la mente en otra parte. Podemos negar el deseo de vernos en bikiny corriendo por las playas cual las baywacht, pero es al pedo negarnos a nosotras mismas que no existe en nuestro inconsciente…bueno, los hombres no se mofen, que ustedes otro tanto¡ Stevani, campeón de los musculosos a nivel latinoamericano en el año del ñaupa y dueño del local, tiene tan clara la cuestión, que sobre los espejos que rodean las extensas cuatro paredes del gimnasio ha hecho dibujar las playas de nuestros sueños hasta con sus médanos: The Gods Gym…y en la silueta de las letras se vislumbra la imagen del mar con sus añadiduras.
No sé cuál es en definitiva el consuelo, o porqué lo es. Si las fotos del campeón cuando era jóven, porque es fiel expresión de que en algún momento pudo, porque por el contrario, todo en algún momento se cae o aquel flan que tiene esa otra mujer por sentaderas, que nos confirma que evidentemente hay realidades peores a las nuestras. El punto es que seguimos en carrera, con las ilusiones a cuestas.

Melina Sánchez, 1 de febrero de 2011

sábado, 1 de enero de 2011