domingo, 27 de septiembre de 2009

La habilidad y el talento

La habilidad no es talento, diferéncialos a ambos el arte. El arte es amigo de pocos… no es solo hablar lo justo, sino hablar con sentimiento, no es solo ser eficiente en el trabajo que a uno le toca, sino ser sobresaliente en ello, no quiere decir no equivocarse, sino más bien, que el equívoco irrumpa como disrrupción… como posibilidad de apertura a la novedad, como canal hacia la pasión.

La habilidad no es talento, de serlo, del estudio esforzado de las ciencias y de las artes, brotarían artistas.

La habilidad…la potencialidad, no son lo mismo que el talento, los separa de él, el arte. No se reproducen la magia ni la genialidad; los contadores no son matemáticos, los empresarios exitosos tampoco, necesariamente son contadores. Los números encierran un misterio más amplio que el de la administración. La matemática está más cerca de la literatura que de la contaduría en ese sentido y la aliteración y la rima parecen, muchas veces, más bien de la misma familia de la estadística, antes que de la de las humanidades. Los cálculos, si forman parte de la vida del artista es a fin de no quedar este desprovisto del alimento imprescindible, del néctar material al que se vuelve inevitable recurrir en algún punto.

El talento no es zapateo porfiado de imitación, de pacotilla, no “se ven en la cancha los pingos”… es en la intimidad de la trama del tapiz, por detrás de él, en donde los hilos que conforman la figura se reúnen desparejos, en donde, con delicadeza de hada madrina, teje, el talento, su diferencial clave, su interruptus salvaje de lo esperable.

Melina

Jueves 24 de septiembre de 2009


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