martes, 10 de noviembre de 2009

El capo

Su sombrero lo hacía ver como todo un capo...se había convertido él en el capo, aunque no quisiera, aunque no fuera consciente de ello...era el nuevo capo, no había, casi punto de distancia entre los otros capos y su persona: las chicas les llovían, o las hacían llover si no era así, porque al fin de cuentas la plata puede hacerle llover chicas a un gordo cincuentón y pelado, y la fama también; la plata y la fama hacían ver lindo lo feo, y tenían el poder de afear cualquier belleza inmaterial...sobre todo en un lugar como ese...

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