martes, 10 de noviembre de 2009

El sombrero folclórico de las sierras que a él le salía el doble, que en un campesino era un objeto más tan solo, indispensable, era el ornamento más precioso en su cabeza...las niñas se meaban de lo sexi que les parecía ese sombrero en la cabeza del nuevo capo... y ya no era prostitución aquello que hacían... no había ninguna obligación en ello, no había ninguna obligación y de igual manera les podían hacer el mercado a su mamá y comprar en gucci, y tomar coca de la buena... todo eso sin el mote: doble premio. Seguir yendo a la iglesia en esos lares era asunto serio, y se habían ganado el permiso...

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